lunes, 15 de marzo de 2010

Velazquez Bosco y el Romanticismo en Guadalajara

Hablar de arquitectura Romanticista en Guadalajara, es sinónimo de hablar de Ricardo Velazquez Bosco. Este burgalés nacido en 1843, fue uno de los encargados de llevar a cabo los procesos de renovación necesarios para convertir una ciudad histórica por otra más moderna y confortable. Su obra es muy amplia en la ciudad y alrededores y sirve de iconos de una maravillosa forma de diseño constructivo.

Pero si a alguien debemos agradecerle que Velázquez Bosco fuera tan importante para la ciudad, deberíamos tener en cuenta la figura de doña María Diega de Desmaisieres, Duquesa del Sevillano, quien heredó una grandiosa fortuna de parte de sus padres, ambos nobles de gran reconocimiento internacional.

Velazquez Bosco desarrolló casi la totalidad de su obra entre Madrid y Guadalajara. A continuación enunciaremos sus obras más importantes en nuestra provincia:

- Granja y Poblado de Villaflores: Situado en el monte Alcarria, allá donde confluyen los términos municipales de Guadalajara, Horche, Iriépal y Yebes, al borde de la N-320 y muy cercano a la estación del AVE de Yebes.




El conjunto está integrado por varias edificaciones: casa provincial, 4 viviendas de jornaleros, almacenes, 2 pozos, noria, capilla y cementerio y palomar. Todas ellas están ejecutadas bajo un sistema constructivo muy clarificador: muros de carga resueltos con machones e hiladas de ladrillo encintando cajoneras de piedra caliza extraída de la propia finca. Fue construido entre 1886 y 1887.

Entre todas las construcciones destaca el palomar, una construcción de planta circular de grandes proporciones, rematada por una azotea plana sobre la que se alza un pequeño cuerpo cubierto con bóveda semiesférica. Hay expertos que aseguran que Velázquez Bosco ensayó aquí las formas para el Panteón de la Duquesa del Sevillano.

En verano de 2008 se anunción la rehabilitación de este conjunto y la creación, en este lugar, de un parque temático sobre Astronomía.

- Fundación San Diego de Alcalá: Esta fue sin duda la obra cumbre del arquitecto en nuestra provincia, y prácticamente la obra más ambiciosa de toda su carrera.

En un intento por dotar a Guadalajara de un complejo destinado al asilo, formación y reintegración de mujeres bajo la dirección de las Reverendas Adoratrices (que fundó la tía de la Duquesa, santa María Micaela).



La traza planteada y ejecutada se concibió como una sólida propuesta de desarrollo horizontal que, compartimentada en tres grandes bloques funcionales, refleja una autentica unidad de concepción y de significado simbólico, acentuándose en el diseño historicista de sus fachadas.

El complejo está formado por tres piezas fundamentalmente:

·Panteón de la Duquesa del Sevillano: Es quizás la obra más emblemática, y el esbelto tambor y su cúpula de tejas cerámicas púrpuras uno de los iconos más representativos de Guadalajara. El interior queda dividido en 2 alturas: templo y cripta-mausoleo, recurriendo para su enlace a una modernista bóveda calada de arriesgada traza. El escultor de los conjuntos del interior fue Angel García Diez, a quien se debe toda la obra de mármol.





·Colegio de las Adoratrices: Está condebido principalmente en tres bloques; el primero, que cierra el espacio de bienvenida mediante dos brazos y una fachada principal; el segundo, un espacio claustral con un zagúan de conexión con la escalinata del primer bloque; en tercer y último lugar, una pieza en forma de peine, uno con el segundo cuerpo por un estrecho pasadizo en todas sus alturas.






·Iglesia de Santa María Micaela: Fue una de las últimas incorporaciones al proyecto, se emplazó en la facahada occidental cerrando el patio existente entre el segundo y tercer bloque -allí abre su puerta principal-. Sus historicistas fachadas, revocadas con un simulado aparejo de sillería, contrastan con la cortina de ladrillo del resto de las dependencias y, especialmente, con la ornamentación desplegada en su interior: una sola nave en la que predomina el estilado mudéjar, cubierta por un excelente artesonado, iluminada por un friso de ventanas de admirable decoración de yeserías y dotada de un voluminoso y singular coro, con una decoración de trazas de inspiración islámica y renacentista.


- Palacio de los Desmaisières: El hasta hace 2 años Colegio de los Hermanos Maristas, fue la residencia de los Duques del Sevillano y Condes de la Vega del Pozo. Aunque fue construido en el siglo XVI, Velázquez Bosco propuso un proyecto para su adaptación y ampliación según las necesidades de doña María Diega de Desmaisieres; multiplicando los espacios y generando un nuevo cuerpo en el que destacan el salón ochavado y el mirador que, en planta de cubierta, compite en altura con la torre de la Iglesia de san Sebastián, anexa al Palacio. Debido a las obras que a finales del XX se llevaron a cabo para adecuar el Palacio a las necesidades educativas de la orden Marista, muchos de los espacios perdieron el encanto con el que inicialmente contaban.


- Instituto Liceo Caracense: Como necesidad a la adaptación del antiguo convento a locales de Instituto de Enseñanzas Medias, Velázquez Bosco dotó al edifico de una imagen unitaria en sus paramentos exteriores, realizando un falso despiece de sillares en su exterior e introduciendo elementos decorativos tales como zócalos de azulejo de inspiración mudéjar en su interior.

Además, en Guadalajara llevó a cabo labores de Rehabilitación en la Iglesia de San Ginés, la Iglesia de San Nicolás, la Iglesia de Santiago, la Fechada del Palacio del Infantado y la Capilla de Luis de Lucena.

Fuente: Elaboración propia

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